Crane Hotel Faralda Amsterdam | parte 3

En el último piso de la grúa, a 50 metros de altura, se puede disfrutar de un pequeño gran lujo: un baño relajante en un jazcuzzi con inigualables vistas de la ciudad y es que la grúa está dotada con un mecanismo que le permite girar muy lentamente sobre su eje cuando sopla el viento, ofreciendo a los huéspedes espectaculares y cambiantes vistas desde lo alto. Para los más atrevidos, el hotel ofrece la posibilidad de hacer puenting desde el punto más alto de la grúa. También se organizan tours en helicóptero para disfrutar de la ciudad de Amsterdam desde el aire.

Pasar una noche cuesta 600 euros y por 90 euros más, los huéspedes pueden pedir el Champagne Breakfast servido en su habitación, que consiste en un surtido de frutas, mermeladas, panes, quesos y… champagne. Y es que aquí la atención personal esmerada, la absoluta seguridad y una proverbial discreción, son, por así decirlo, el sello de la casa. Estas políticas son estrictamente observadas y muy apreciadas por muchos de los huéspedes.

Al paso de los años y poco a poco, el área de NDMS dejó atrás su carácter industrial para convertirse en una zona muy solicitada como ubicación de empresas multinacionales, cafés y restaurantes que enmarcan una creciente actividad cultural dominada en verano por el Festival NDMS. Para contribuir a ese ambiente y seguir promoviendo la evolución del lugar, el propietario del hotel incluyó en el proyecto la construcción de un estudio de televisión localizado a la altura de 10 metros.

En este vibrante barrio de moda de la capital holandesa el Crane se ha convertido en un sello de identidad. Kormann Rudi ha explicado que Faralda significa “victoria de la libertad” y es el nombre de una mujer aristócrata que salvó vidas en Indonesia. Por otra parte, considera que, tras su transformación, la grúa “se ha convertido en una obra de arte en si misma, donde los elementos nuevos se han pintado en rojo, en contraste con el azul grisáceo, típico de las zonas industriales”.