Ingeniería estructural sobre estructuras históricas y su restauración
Por Dr. Marcos M. Chávez Cano
🏗️ De la restauración al refuerzo: la ingeniería entra en escena
Durante muchos años, la conservación del patrimonio arquitectónico fue vista como un terreno exclusivo de arquitectos y restauradores. Sin embargo, hoy sabemos que conservar una estructura histórica va más allá del valor estético: requiere garantizar su seguridad estructural. Y ahí entra la ingeniería.
En México, poseemos una de las colecciones más ricas de monumentos históricos en América Latina. Iglesias, conventos, acueductos, haciendas... Todos testigos de nuestra historia, y también vulnerables a los embates del tiempo y la naturaleza.
¿Qué es una estructura histórica?
No todo lo antiguo es considerado histórico. De acuerdo con la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticas e Históricas (1972), los monumentos históricos son aquellos inmuebles construidos entre los siglos XVI y XIX, vinculados con la historia de la nación a partir del establecimiento de la cultura hispánica.
Este criterio nos ayuda a definir qué estructuras deben ser conservadas bajo normativas específicas, considerando su valor patrimonial.
Características estructurales de los edificios históricos
Las estructuras históricas se diferencian por su masa, rigidez y materiales. Comúnmente construidas con piedra, adobe o ladrillo, y unidas mediante morteros de cal y arena, poseen muros que fácilmente superan los 50 cm de espesor.
Su baja resistencia a la tensión las hace vulnerables, especialmente en regiones con actividad sísmica. A diferencia del concreto reforzado moderno —donde la tensión puede ser despreciada en cálculos estructurales—, en estas estructuras cada esfuerzo cuenta.
De Europa a América: nuevos retos estructurales
Los diseños originales de muchas construcciones fueron traídos de Europa, particularmente de España, donde en muchas regiones no se enfrentaban sismos frecuentes. Pero al llegar a zonas como Puebla o Morelos, la historia cambió. La tierra mexicana se mueve... y los daños comenzaron a surgir.
Ante ello, los constructores coloniales aprendieron a prueba y error, ajustando sus métodos para mejorar el desempeño estructural. Pero, aun así, muchas estructuras hoy presentan daños acumulados, asentamientos diferenciales y deterioro ambiental.
🧪 La huella de la contaminación
Tras la Revolución Industrial, el uso masivo de combustibles fósiles modificó la atmósfera y la química del entorno. Los gases contaminantes han deteriorado las piedras, morteros y acabados de muchas construcciones históricas, acelerando su desgaste.
Conservar con ciencia, restaurar con sensibilidad
La restauración de estructuras históricas no puede hacerse con fórmulas genéricas. Cada edificio tiene su historia, su geografía, su estructura y sus daños específicos. Por eso, el trabajo del ingeniero estructural debe ser personalizado, meticuloso y ético.
📌 En resumen...
• Las estructuras históricas requieren intervenciones especializadas.
• La ingeniería estructural complementa el trabajo del arquitecto y del restaurador.
• Es necesario entender sus materiales, historia y comportamiento dinámico.
• Los desafíos más comunes: asentamientos, sismos y deterioro ambiental.
• La clave está en reparar e incrementar la resistencia, sin borrar la memoria del edificio.
¿Qué puede hacer la ingeniería?
El objetivo de la intervención no es solo reparar, sino también fortalecer. Los ingenieros estructurales buscan aumentar la capacidad de carga de los inmuebles, minimizar el riesgo en caso de sismos y mantener la estabilidad general.
Eso sí, siempre respetando el diseño original y aplicando técnicas no invasivas o reversibles, alineadas con los criterios internacionales de conservación patrimonial.
5 pasos clave para rehabilitar cualquier estructura con éxito
Rehabilitar una estructura no es solo una cuestión de reparar lo visible: requiere metodología, análisis técnico y decisiones informadas. Ya sea un edificio histórico, una nave industrial o una vivienda, todo proceso de rehabilitación debe seguir pasos ordenados que garanticen su seguridad y funcionalidad.
Aquí te explicamos los cinco pasos fundamentales para lograrlo de forma profesional y efectiva:
🔍 1. Investigación profunda: conocer el pasado y el presente de la estructura
Antes de tocar una sola piedra, es vital comprender la historia del inmueble. ¿Con qué materiales fue construido? ¿Cuál fue su diseño original? ¿Qué modificaciones ha tenido? Para eso, es indispensable recopilar planos estructurales, memorias de cálculo, reportes técnicos y realizar una inspección visual detallada.
Conocer cómo fue concebida y cómo ha evolucionado permite detectar fallas acumuladas, intervenciones anteriores y vulnerabilidades estructurales.
2. Evaluar su estado actual: ¿cómo se está comportando?
Una vez con la información en mano, toca evaluar cómo se comporta hoy esa estructura. ¿Está resistiendo cómo debería? ¿Tiene deficiencias ante cargas verticales o sismos? Aquí se hace una evaluación del desempeño estructural, que permite identificar debilidades críticas y definir si es necesario intervenir... y cómo.
3. Definir el criterio de rehabilitación: ¿qué nivel de seguridad buscamos?
Si el análisis muestra que la estructura necesita mejoras, se define un criterio de rehabilitación. Este debe alinearse con las normas técnicas actuales y con el desempeño esperado. No todas las estructuras necesitan lo mismo: algunas requerirán reforzamiento sísmico; otras, estabilización de cimientos o restitución de elementos dañados.
4. Diseñar soluciones: evaluar varias opciones antes de actuar
Aquí se desarrolla el plan estratégico de intervención, proponiendo varias soluciones viables. No se trata de elegir al azar entre lo más caro o lo más barato. Se deben comparar las opciones por su eficacia, impacto y costo-beneficio. A veces, una solución intermedia puede ofrecer mejores resultados técnicos y económicos.
5. Ejecutar con calidad: no basta con tener el plan, hay que hacerlo bien
Una vez elegida la estrategia, es hora de ejecutarla. Esto implica:
• Elaborar planos estructurales completos y claros
• Usar técnicas especializadas de rehabilitación
• Contar con personal técnico calificado
• Implementar un sistema riguroso de inspección y aseguramiento de calidad
El éxito de una rehabilitación no solo está en el diseño, sino en cómo se construye.
Conclusión
Una rehabilitación estructural bien hecha puede prolongar la vida útil de una edificación por décadas, mejorar su seguridad y devolverle su funcionalidad. Pero para lograrlo, hay que seguir una metodología profesional y enfocarse en soluciones sostenibles y realistas.
Rehabilitar no es improvisar. Es entender, evaluar, decidir y ejecutar con inteligencia.
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