El ingeniero en estructuras y la sociedad

El mundo de la ingeniería civil es muy amplio. En la mayoría de los casos, los ingenieros se enfocan a seguir una sola especialidad, a veces por decisión propia y en ocasiones porque la vida conduce al profesionista por caminos insospechados. En este sentido, conviene pensar en la responsabilidad que pesa sobre los hombros de aquel ingeniero que se atreve a tomar el camino del diseño estructural. De manera habitual, la sociedad reconoce a los arquitectos como los urbanizadores, constructores, y creadores de las ciudades y su infraestructura; sin embargo, cuando se presentan los grandes fenómenos naturales que ponen a prueba a las estructuras es cuando los ingenieros civiles salen a la luz pública para dar la cara y aportar soluciones y respuestas ante esa misma sociedad.

Uno de los más grandes desastres ocasionados por la naturaleza en México fue el sismo de 1985, y resulta imposible imaginar cómo habrán sido las noches de los ingenieros —y arquitectos— que diseñaron irresponsablemente los edificios que se derrumbaron en septiembre de ese mismo año. Es muy complicado concebir el gigantesco peso que pesaría sobre la conciencia de los diseñadores, o constructores que no cumplieron cabalmente con su responsabilidad o que, en aras de reducir los costos de cada proyecto, causaron la muerte de innumerables personas. En ocasiones, la responsabilidad de un diseñador o de un constructor es mucho mayor que la de un médico, a quien la sociedad otorga un venerable respeto por tener la vida de sus pacientes en sus manos al momento, por ejemplo, de una cirugía.

Sin embargo, cuando se presenta un fenómeno natural —un sismo—, las vidas de todas las personas que puedan estar dentro de un determinado edificio deben ser conservadas, al igual que todos los bienes materiales que contenga. Tal es la obligación del ingeniero: garantizar que se conserven y protejan las vidas de los ocupantes de los edificios que proyecte, vidas se pueden contar por cientos, incluso por miles. Es fácil para un ingeniero hacer cálculos, modelos matemáticos, dibujar planos, apegarse a los diversos reglamentos y códigos de diseño, e inclusive tratar de buscarles atajos en aras de obtener una ventaja frente a su competencia.

Sin embargo, nunca se podrá diluir la responsabilidad que tienen los especialistas en estructuras en cada uno de sus proyectos, por lo que, como opción profesional, se vuelve un camino que no puede ni debe tomarse a la ligera. Para darse cuenta de ello, basta con pensar la manera en que cambia la vida de una persona, una ciudad, una sociedad y un país cuando sus ingenieros en estructuras hacen mal su trabajo: decenas de miles de muertos, solamente en el Distrito Federal, son una valiosa y dolorosa lección recibida por los ingenieros en estructuras hace más de veinticinco años. La ingeniería en estructuras es uno de los caminos menos transitados de la ingeniería civil; no obstante, ofrece un reto muy atractivo para los nuevos egresados, quienes no deben tener miedo de pertenecer a una selecta minoría de ingenieros civiles mexicanos que continuará manteniendo el prestigio y reconocimiento de nuestra ingeniería a nivel mundial.